viernes, 22 de abril de 2011

Laringitis


La laringitis se caracteriza a menudo por una voz áspera o ronca debido a la inflamación de las cuerdas vocales. La laringitis puede ser causada por un excesivo uso de la voz, infecciones, irritantes inhalados o reflujo gastroesofágico (la subida del ácido del estómago a la garganta).

Si aparecen de forma brusca y afectan toda la laringe se denominan "laringitis agudas difusas". Son casi siempre de origen vírico y aparecen en el trascurso de un catarro de vías altas, afectando por igual a niños y a adultos. Son múltiples los virus que pueden causarla pero todos ellos originan los mismas síntomas y se tratan del mismo modo, por lo que nunca se suelen realizar análisis específicos para conocer el tipo de virus.

Los síntomas habituales son: disfonía de pocos días de duración, tos seca, dolor de garganta y febrícula. El tratamiento consiste en hacer reposo de voz y en la toma de fármacos para bajar la fiebre y disminuir la inflamación, además debe suspenderse el consumo de tabaco y alcohol. En ocasiones transcurridos unos días aparece una sobreinfección por bacterias con expectoración al toser y más fiebre, por lo que debe, además, asociarse un antibiótico.

Si la inflamación de las cuerdas vocales aparece de forma lentamente progresiva, se denomina "laringitis crónica". Este proceso no se trata de una laringitis aguda mal curada, es una enfermedad en sí misma originada por un conjunto de factores cuyo daño se va sumando, como el tabaco, el alcohol, los humos, los irritantes orgánicos, el mal uso y abuso de la voz (por hábito o por profesión) y algunas enfermedades asociadas como la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes..

La forma más habitual de laringitis crónica es la hipertrófica, en la que las cuerdas vocales están muy engrosadas, irregulares y rugosas y se trata de una lesión precancerosa.

El síntoma principal es la disfonía fluctuante con periodos de mejoría seguidos de un nuevo empeoramiento.

El tratamiento es médico y quirúrgico. El primero consiste en suprimir por completo los agentes irritantes (tabaco, alcohol, etc.) y administrar fármacos mucolíticos, vitaminas A y E y ocasionalmente corticoides.

En cuanto al tratamiento quirúrgico, es obligado en las laringitis crónicas evolucionadas, no sólo para eliminar las zonas patológicas sino para analizar el tejido y estar seguros de que no se trata ya de un cáncer de laringe.

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